El alma joven del vino chileno: Tradición en Metamorfosis

¿Es posible hablar de tradición cuando el vino chileno se reinventa en cada cosecha? Con siglos de historia y reconocimiento mundial por su calidad, el vino chileno ha sido, por mucho tiempo, un emblema de estabilidad y perfección técnica. Sin embargo, en los últimos años, una ola de innovación está cambiando las reglas del juego, liderada por una generación que se atreve a experimentar, cuestionar y redescubrir.

Por décadas, los viñedos chilenos se centraron en producir vinos con cepas como Cabernet Sauvignon, Merlot y Carmenere, siguiendo un estilo clásico que agradaba tanto a consumidores locales como internacionales. Pero ¿Qué sucede cuando las nuevas generaciones de enólogos deciden desafiar esa narrativa? Hoy, cada vez más viñas familiares y proyectos boutique apuestan por la diversidad: rescatan cepas olvidadas como el País, producen vinos naturales con mínima intervención y adoptan técnicas ancestrales como el uso de ánforas de arcilla.

Este cambio no solo ocurre en la producción, sino también en cómo se comunica el vino. Las etiquetas cuentan historias atrevidas, con nombres que evocan emociones o experiencias personales, como “Mi Próximo Movimiento” o “Livianita de Sangre”. Las redes sociales se han convertido en vitrinas donde el vino se presenta no solo como un producto, sino como una experiencia, un momento compartido o una revolución en la copa. En lugar de las típicas fichas técnicas, estas marcas buscan seducir con narrativa y autenticidad.

Como estudiante de enología, emprendedora y sommelier de catas de vinos a domicilio, he tenido el privilegio de probar etiquetas que rompen esquemas. Me inspira ver cómo jóvenes apasionados reimaginan lo que significa ser parte de la industria vitivinícola. No temen a los errores; abrazan la experimentación como parte del aprendizaje. Este enfoque disruptivo no solo enriquece el panorama chileno, sino que también invita a los consumidores a ser parte de esta transformación.

El futuro del vino chileno no está en un manual, sino en las copas de quienes se atreven a reescribir su historia. Te invito a descubrir etiquetas que cuentan historias, que desafían el paladar y que, sobre todo, te conectan con la pasión de quienes las crean. Una excelente recomendación es el ensamblaje “EL PEOR DE TODOS” de Fuy Wines: un vino que encarna el espíritu joven, atrevido y auténtico de esta nueva era.

Atrévete a buscar lo inesperado. Cada sorbo puede ser el comienzo de una nueva historia.

Laura Valdebenito (Lauri), estudiante de enología, 2do lugar de Winelab VIK 2024.
@vinoconlauri

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