¿AL VINO LO ESTAMOS CENSURANDO? Lo estamos golpeando en el suelo

El vino ha sido parte integral de la identidad chilena, un emblema de nuestra cultura, patrimonio y economía que nos ha acompañado a lo largo de los siglos. Sin embargo, hoy en día, su tratamiento dentro de la Ley N° 21.363 lo equipara a otras bebidas alcohólicas que no comparten su historia ni su relevancia para nuestro país. Esta comparación indiscriminada y floja es un acto de censura que no solo subestima el valor del vino como patrimonio cultural, sino que además perjudica gravemente a la industria vitivinícola nacional.

¿Cómo es posible que la misma ley que exige ocupar un 15% de cualquier actividad publicitaria con un tosco bloque nos ponga en el mismo saco al whisky, coñac, ron, vodka con el vino?.

¿De verdad el vino debe ser excluido de usar libremente los horarios publicitarios en radio y tv, considerando sus atributos culturales y gastronómicos?.

Según el portal WIP.CL, el vino genera más de 500.000 empleos en Chile y su contribución al PIB no es menor. Es un producto que no sólo crea una economía líder de exportación, sino que también es de los pocos productos con valor agregado que está produciendo Chile con reconocimiento mundial. El vino cuenta con denominaciones de origen que son parte de hitos fundamentales en nuestra identidad. Esta ley pone en riesgo los empleos y la competitividad de Chile en el escenario global.

Mientras que otras bebidas están asociadas a un consumo irresponsable, el vino tiene una larga tradición de consumo moderado, asociado a la gastronomía y a la cultura. Promover una educación en el consumo responsable del vino debería ser la estrategia a seguir, en lugar de imponer restricciones generalizadas que afectan injustamente a toda nuestra industria. Esta ley busca alejar al nuevo consumidor de esta bebida nacional y ese no puede ser el foco.

Países como Francia, Argentina e Italia han implementado regulaciones específicas tributarias y legales para el vino, reconociendo su importancia cultural y económica. Chile no debería ser la excepción.

Y bueno, tengo mis descargos; El 100% de los insumos necesarios para elaborar el vino se encuentra en chile a diferencia del intercambio de divisas que generan otros alcoholes como la cerveza con el 90% del lúpulo, o entre otros ejemplos, los destilados importados.

Segundo descargo; el vino necesita nuevos consumidores y mejorar el acceso para su comercialización y aun así casi el 40% del valor final del vino es impuesto. Y ese impuesto, ¿Cómo se reinvierte dentro y fuera de Chile para nuestra industria?.

Finalmente, y me disculpo, creo firmemente que poner el vino en la misma balanza que el resto de las bebidas alcohólicas es una conducta irresponsable con nuestro patrimonio.

Si llegaste hasta aquí, te invito a que seamos parte de este cambio. ¿Te animas? ¡Hablemos!

No sigamos golpeando al vino en el suelo.

Sophia González, Gerente Comercial y Marketing de Tienda de Vinos La Reina.

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